Por Iris Acosta
BASE BÍBLICA
Gálata 5:22-23, Cartas de Juan
INTRODUCCIÓN
¿Has cuidado un árbol o una planta? ¿Podrías contarme qué
cuidados necesita?
Los árboles y las plantas necesitan cuidado para crecer.
¿Conoces los árboles frutales? Ellos, al igual que cualquier
otro árbol, también necesitan de cuidados y según el cuidado que tengan darán
un buen o un mal fruto, pueden ser atacados por plagas, por la sequía, por el
exceso de agua, etc. Un árbol frutal necesita de una justa medida de sales
minerales en la tierra, del agua necesaria y la luz para crecer fuerte y dar el
resultado esperado… un buen fruto.
Tú y yo nos parecemos a estos arbolitos ¿lo sabías?
DESARROLLO
Piensa en una naranja, has visto que ellas se dividen en
gajos, cada uno de los gajos de la naranja conforman una naranja completa, un
gajo solo, es naranja, pero no es una naranja completa, necesita estar junto a
todos los otros gajos para que el fruto sea lo que es, UNA NARANJA.
La biblia nos habla de un fruto muy especial, llamado FRUTO
DEL ESPÍRITU SANTO, él se parece a una naranja, no por su sabor, ni su color,
sino porque este fruto al igual que una naranja se compone de varias partes,
tal como la naranja tiene varios gajos. El fruto del Espíritu es el resultado
del cuidado que tenemos en nuestra relación con Dios, así como cualquier árbol
frutal para dar un buen fruto necesita de ciertos cuidados, nuestra vida
espiritual, la relación que construimos día a día con Dios, debe tener cuidados
para que este particular fruto crezca en nuestras vidas, es este fruto la
evidencia de la intimidad que tenemos con nuestro Buen Dios.
Hoy te quiero presentar la primera parte o característica del
fruto del Espíritu Santo.
AMOR, quizás cuando escuchas esta palabra piensas en
corazones y personas declarándose cuanto se aman. Pero el amor que es parte del
fruto del Espíritu no tiene relación con el amor romántico, este amor tiene que
ver con DECISIÓN, cuando tú decides amar a otro, incluso cuando ese otro no te
ama a ti, suena difícil ¿no?
Entre los discípulos de Jesús había uno llamado Juan, uno de
sus seguidores más cercanos mientras Jesús estuvo en la Tierra. Él vio cómo
Jesús enseñaba acerca del Reino de Dios a las personas que lo seguían, pero
también fue un testigo de cómo Jesús amaba a todas las personas. Esto último,
al parecer, impactó mucho a Juan, ver cómo Jesús amaba a las personas aun
cuando ellas no lo amaban a Él, cómo amaba a aquellos que nadie más amaba, vio
cómo Jesús entregaba su amor sin condiciones. Cuando Jesús se fue de la Tierra,
Juan se dedicó a enseñarle a otros acerca de Jesús y escribió algunas cartas
dirigidas a seguidores de Jesús, donde les hablaba de un tema muy especial EL
AMOR. En esas cartas Juan escribe de lo importante que es vivir el amor que
viene de Dios, un amor muy diferente al amor que ama bajo algunas condiciones o
que ama, pero sin hacer nada por el prójimo. Dios ha decidido amarnos y su amor
es sin condiciones y lo lleva a la acción, este es el amor que Él desea que
practiquemos, nos motiva a hacer el bien a quienes nos rodean.
Cuando Dios vio que la humanidad estaba perdida a causa del
pecado, no se quedó en un “sentimiento”, ideó un plan para salvarnos. Su amor
hizo que fuera capaz de dar a su único Hijo para salvarnos. Jesús murió en la
cruz por amor a nosotros.
Este es el amor que Dios nos invita a experimentar y
practicar, un amor que se decide y que nos lleva a actuar a favor a de otros.
El amor que la mayoría de las personas conoce, espera algo a cambio, pero amor
de Dios es totalmente desinteresado. El amor de Dios es DAR LO MEJOR DE NOSOTROS
PARA EL BIEN DE OTROS.
ENLACE
Esta es la primera parte o características del Fruto del
Espíritu, si el amor de Dios vive en ti, verás como muchas otras características
del Fruto del Espíritu aparecerán en tu vida. En la próxima clase conoceremos
una de ellas.
MIRA LA LECIÓN COMPLETA EN https://www.youtube.com/watch?v=0uCtWRSAWPI&t=1654s